Enzo Boldrini, un homenaje a la inmigración y al fútbol

De la tradición en el calcio de Mendoza se encuentra el Club Godoy Cruz Antonio Tomba, que este año cumple sus primeros 100 años. En esta ocasión recordaremos a uno de los dirigentes más queridos de su historia, Don Enzo Boldrini, un italiano que llevó su pasión por el fútbol más allá de las fronteras. Hablamos con su hijo Jorge, quien nos contó la historia de su padre.

El gringo Boldrini

Enzo Antonio Giuseppe Boldrini Lollini nació el 13 de junio de 1924, en la ciudad de Larsiano, provincia de Pistoia, en la bella regione Toscana. Llegó a la Argentina en el “Conte Verde”, proveniente de Génova, en febrero de 1932, con 7 años, junto a su mamá y su hermana. Su papá, Augusto Boldrini, había prestado servicio en la Regia Aeronautica durante la Primera Guerra Mundial y ya había emigrado el año anterior. Llegaron hasta Mendoza porque el tío paterno ya se encontraba en la provincia y en aquel entonces para poder emigrar era necesaria “la carta de llamada”, además de que muchos de sus paesani ya habían echado raíces acá. Su papá instaló una carpintería en la calle Perito Moreno de Godoy Cruz, continuando con el mismo oficio que ejercía en Italia. Mientras, su mamá fue una reconocida modista del tradicional barrio Filippini.

Como buen italiano, su pasión por los autos lo llevo como aprendiz en los Talleres Baldini. Luego, con los años y la experiencia, fundó su propio taller de mecánica y chapería. Luego se casó con Amalia Ciullini y siendo pequeños sus hijos Osvaldo y Jorge, se dedicó al ámbito agrícola en Maipú y Luján. Además, estuvo ligado al negocio familiar del curtido de cueros.

Los Boldrini, con l’Italia nel cuore

Como todas las familias italianas que arribaron a la Argentina, los Boldrini mantuvieron las costumbres de su amada Patria. Su hijo Jorge recuerda que los jueves era el día de las pastas, al igual que el domingo, pero ya con la tradicional reunión familiar. Los vínculos de la familia con Italia estuvieron siempre vigentes, regresando en varias ocasiones. La primera vez fue en 1961. Regresaron con muchos recuerdos, entre ellos un avión de juguete para su nieto Jorge (que aún conserva), una novedad para la época.

Otro punto que los ligaba a sus raíces era la participación en la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos Cristoforo Colombo. Allí se reunían los paesani cual club de amigos. Jugaban a las cartas, las bochas, mantenían las costumbres como si estuvieran en el bar de Italia. Jorge recuerda haber ido de pequeño con su abuelo Augusto. Fue acá donde Don Enzo comenzó a sentir los colores del Expreso.

Don Enzo y el Tomba

Si bien don Enzo era hincha de la Fiorentina, lejos del club de sus amores abrazó al club del barrio: el Tomba. Piano, piano se fue integrando al club, ocupando diversos cargos como delegado de las inferiores, vicepresidente y presidente, durante dos períodos, entre 1967 y 1970.
Durante su gestión, el Tomba logró consolidar un equipo formidable que en 1968 obtuvo el título de campeón de la liga mendocina, luego de 14 años. En febrero de 1970 venció por 3 a 2 a la selección argentina en el Feliciano Gambarte en un amistoso disputado en ocasión de la preparación al Mundial 1970, al cual finalmente la selección no clasificó. En marzo de 1970 inició una gira por Chile obteniendo victorias muy importantes. Entre ellas venció al Colo-Col y la más importante, a la selección chilena, por 4 a 3.

Un estadista del deporte

Su exitosa gestión no se limitó solamente a lo futbolístico. Terminó de darle forma a “La Bodega” con la construcción de la Tribuna Este. Además, en febrero de 1969 inauguró la iluminación artificial del Estadio, que estrenó frente a Chacarita Juniors. Este tipo de iluminación fue en su momento el sistema más moderno de Mendoza. El sistema estaba dotado de cuatro grandes torres, con un peso total de 10 toneladas de acero. Estas torres eran únicas en Sudamérica, con un nivel lumínico similar al usado en los estadios olímpicos de la época.
Luego de su presidencia continuó trabajando por el club en la subcomisión de básquet, la cual también presidió.
Don Enzo Boldrini falleció el 22 de junio de 1992, dejando un legado de gloria y pasión “bodeguera”, un verdadero estadista del deporte.