Jóvenes deportistas en Italia, “un sueño vuelto realidad”

El amor por el deporte y un sueño hecho realidad es lo que comparten estos jóvenes deportistas que estuvieron o están en Italia. itMendoza entrevistó a tres jugadores mendocinos e ítalo-argentinos: Tamara Falconi, Clara Ramón y Renzo Gómez. Los tres coinciden: no fue fácil, pero valió la pena. Realmente, fue un gusto charlar con ellos y conocer sus vivencias. En la nota te contamos un poco más, ¡ponete cómodo!

¿Quiénes son estos jóvenes deportistas ítalo-argentinos?

Renzo Gómez, de 20 años, es jugador de hockey en el Club Banco Mendoza ubicado en Chacras de Coria. Hace un tiempo, decidió mudarse a Córdoba para seguir la carrera de kinesiología en la Universidad Nacional de Córdoba. Por esa razón, tuvo que pedir el pase al Jockey Club de Córdoba. “Haber jugado en otras provincias fue un paso previo para lo que me tocó vivir en Italia”. Jugó en el club Polisportiva Ferrini Cagliari, desde septiembre hasta noviembre del 2020.

Por su parte, Tamara Falconi, de 23 años, fue arquera en el club General San Martín, más conocido como Pacífico, ubicado en la Ciudad de Mendoza. Comenzó a jugar al fútbol de salón en el Colegio Don Bosco, a los 14 años. Es estudiante de cuarto año del Profesorado en Educación Física. Múltiples han sido sus vivencias con respecto al deporte: un mundial con la Selección Argentina y cinco Selecciones Mendocinas, entre otros. Actualmente se encuentra en Italia jugando en primera división del FFC (futsal femenino Cagliari) en Sardegna. Tiene un contrato por dos años, aunque regresará a Mendoza en mayo para descansar por unos meses.
Por último, Clara Ramon, de 19 años, se desempeña desde los 6 años en el hockey, en el club Banco Mendoza. Está en el segundo año del Traductorado Público en Inglés, en la Universidad Nacional de Cuyo. En este momento, se encuentra jugando en el club romano Butterfly.

Una sorpresa un tanto esperada para los jóvenes deportistas

Los tres jóvenes nos cuentan que fue algo que buscaron y planearon durante mucho tiempo, pero que en realidad surgió casi de sorpresa. Tamara relata que hace 4 o 5 años tuvo la iniciativa de armar las carpetas y comenzar con los trámites para el reconocimiento de su ciudadanía italiana. Se la otorgaron en 2020, y al poco tiempo, el club, con un claro interés por ella, la contactó. Renzo, por otro lado, expresa que fue algo sorpresivo porque estábamos en contexto de pandemia. “Fue un amigo, que ya se encontraba jugando en Italia, quien me propuso ante el club”, nos dice. Así fue como, de una semana para la otra, tuvo que preparar las valijas, despedirse y partir.

En tanto, Clara aprovechó la cuarentena para armar su CV y enviarlo a todos los clubes habidos y por haber, en varios países. Sintió que era el momento exacto para hacerlo, y para concretar lo que tanto había anhelado ya que la virtualidad le iba a permitir continuar con sus estudios. Aunque ya se había dado por vencida, el momento había llegado: de una semana para la otra, el club la contactó. Añade que cuando termine el torneo, piensa viajar y buscar oportunidades en otros clubes. “No tengo fecha de retorno”, acota.

Los sentimientos a flor de piel: “era un escalón que me faltaba subir”, dice Renzo

Miedo, sorpresa, adrenalina, felicidad e incertidumbre son algunas de las emociones que los jóvenes sintieron al momento de ser convocados. Si hubo algo en que coincidieron los tres, es en que sintieron miedo. Miedo de extrañar, miedo de que no les gustara la experiencia, miedo de no entender nada del idioma italiano; simplemente miedo. Renzo nos dice que fue una sorpresa, porque realmente no se lo esperaba, no era algo que estuviera cerca de sus planes. Clara nos cuenta, casi lagrimeando: “No caigo, todavía no me doy cuenta de la magnitud de lo que estoy viviendo. No lo puedo creer, es un sueño que espero no se acabe nunca”.

La cultura italiana, una manera de ser no tan distinta a la de los argentinos

“Se nota que Italia dejó mucho en Argentina”, dice Tamara. Encuentra la mejor evidencia de ello en las comidas. Aunque nos aclara que, por momentos, es un poco más difícil ganarse la confianza y el afecto de los italianos. “Cuando uno logra llegar a sus corazones, son tan buena onda como los argentinos”, añade.