Llegan las altas temperaturas a Mendoza y con ellas los tragos típicos del verano. Justamente, si hablamos de verano, una de las primeras cosas que se nos viene a la cabeza es el melón con vino. Este trago acompaña las “juntadas” a la orilla del dique Potrerillos, el Parque General San Martín o la pileta de algún club o casa de verano. En Mendoza, el melón con vino clásico ha sido reversionado incontables veces y esas reversiones se extienden a las playas de todo el país y Chile. Por eso, en esta nota te contamos un poco más sobre la historia del melón con vino, te dejamos algunos tips y también dos de las recetas más populares para prepararlo en casa.
El melón y su llegada a la Argentina
Se cree que el melón es originario del Medio Oriente. De hecho, existen representaciones del melón en tumbas egipcias que datan de hace más de 4000 años. Su llegada a Europa fue a través de las rutas comerciales entre lo que hoy conocemos como España e Italia y diferentes países de Asia. Los romanos fueron parte de una de las primeras civilizaciones en cultivar melones. Su llegada a América se produjo durante el siglo XV, cuando Cristóbal Colón llegó a América. Por aquel entonces, los melones eran menores en tamaño y calidad, además, eran mucho menos dulces. En América, debido a las altas temperaturas y la existencia de suelos más arenosos, los melones aumentaron su tamaño y potenciaron su dulzor hasta adquirir un aspecto y consistencia similar a la que hoy conocemos.
¿Cuándo se empieza a consumir en Argentina?
Existen dos versiones sobre quiénes introdujeron este trago en el país. La primera de ellas dice que fue gracias a los franceses que el trago se popularizó. En dicho país, durante la Edad Media, ya se bebía melón con moscato. Posteriormente, fueron los italianos y, por último los españoles, quienes se sumaron a esa práctica y también comenzaron a consumirlo. Gracias a ellos, la receta habría llegado a Argentina alrededor del siglo XVI. Otra teoría asegura que la llegada de este trago al país fue mucho más tardía, durante el siglo XIX. Esta versión pone como protagonistas a los españoles, puntualmente los de la provincia de Córdoba. Estos inmigrantes habrían traído consigo la receta de una sangría de melón similar a lo que aquí se consume como melón con vino.
De frutas, hierbas, aperitivos y vinos, ¿con qué maridar el melón?
En Argentina hay principalmente dos tipos de melón, el Rocío de Miel, de pulpa verde clara y el amarillo, cuya pulpa es de color blanco. Ambos combinan excelentemente con diferentes variedades de vinos, frutas y hierbas frescas. El principal vino con el que se marida el melón es el moscato, pero para algunos es demasiado dulce. Por eso, existen otras versiones del melón con vino que incluyen Sauvignon Blanc, Torrontés y espumantes. Para quienes prefieren los aperitivos, está la opción de mezclar al melón con Gancia o Pisco. A la hora de combinarlo con frutas, las mejores opciones son la sandía, el durazno y el damasco. También se puede acompañar con pomelo y frutas tropicales. Un elemento imprescindible de los tragos de verano son las las hierbas. Por eso, la menta, el cilantro y la hierbabuena son las mejores opciones para combinar con el melón.
La versión clásica del melón con vino
La receta tradicional de este trago incluye un melón, tres cucharadas de azúcar, dos litros de vino blanco y un poco de hielo. Para prepararlo se debe hacer un orificio arriba del melón, de unos 7-10 centímetros de diámetro y conservar la tapa. Posteriormente, se debe raspar la fruta, dejar algunos trozos dentro y sacar las semillas. Luego, se agrega el vino blanco hasta casi llenar el melón y el azúcar. Hay quienes además, después de agregar el azúcar también añaden algún aperitivo como toque final de la preparación. Un dato a tener en cuenta es que no es recomendable agregar hielo si el vino ya se encuentra frío. Por último, otra opción para evitar la adición de hielo es refrigerar al menos media hora el melón a utilizar.
Una nueva versión, con espumante
Las recetas de tragos siempre se reinventan y la de este no es la excepción. Por eso, también compartimos la que incluye la utilización de vino espumante en lugar del vino blanco. Para esta receta se necesita un melón, azúcar de mascabo, champán brut o extrabrut y cáscara de limón. La preparación consiste en cortar el melón en trozos o en cubos y cubrir con ellos 1/3 de una jarra de vidrio. A esa mezcla se le debe agregar azúcar a gusto y dejarlo macerar por al menos una hora. Posteriormente, se debe agregar el vino espumante, la cáscara de limón y un poco de hielo. En ese momento, estará listo para tomar. ¡Que lo disfrutes!
Créditos imagen de portada: por flu, está bajo la licencia CC BY 2.0
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