El 17 de septiembre es el Día del Profesor. Esta fecha se festeja en honor a José Manuel Estrada, quien falleció tal día en 1894. Estrada fue escritor, publicista, orador y profesor. Se dedicó toda su vida a la educación.
Los profesores mendocinos se forman en distintas universidades, academias e institutos y enseñan disciplinas tan disímiles como física y literatura. En esta nota recogemos algunos testimonios de quienes se dedican a esta tarea, se ponen frente a un aula y buscan obtener lo mejor de sus estudiantes. Gracias a ellos, el Día del Profesor no es una fecha más sino toda una celebración en honor a aquellos que como profesores cumplen un papel trascendental en nuestra vida.
“Serás lo que debas ser o serás maestra”
“Eso se decía en mi pueblo cada vez que nos íbamos a estudiar a Mendoza, como si ser profesor fuese lo último de lo último.” recuerda Zara, una docente de idiomas que llegó a la ciudad desde el sur mendocino. “Tuve que luchar contra ese prejuicio porque nuestra profesión para algunos está muy infravalorada”, asegura. “Pero todos ellos que menosprecian a los docentes no saben lo hermoso que es estar frente a un aula. No estamos allí solo para dar clases, hacemos un montón de otras antes y la clase es solamente la culminación”, sostiene. “Lo vale, vale mucho la pena porque la satisfacción que da saber que a tus alumnos les llega lo que das es impagable, por eso no me quiero jubilar“, bromea.
El Día del Profesor es una celebración en familia
“¿Viste esas familias en las que todos se llaman igual y cuando nombrás a uno se dan vuelta todos?”, pregunta Juan Manuel. “Bueno, vos en mi casa decís ‘Feliz Día del Profesor’ y saludás a todos, mis padres, mis tíos, mi hermana, yo…”, añade. “Mi abuelo daba clases en la Escuela Normal, el Magisterio y el ICEI. También daba en la Universidad. Mis padres son abogados, pero gran parte de su vida se dedicaron a la docencia y son muy buenos en eso. Mi hermana da Literatura, como mi abuelo y yo soy como la oveja negra y estudio para dar teatro”, relata. “No sentimos que ser profesor sea una carga o algo malo, al contrario, es como que tomás la decisión de difundir y enseñar lo que vos ya sabés y eso para mí es importantísimo“.
“Decime profesora que estoy orgullosa de serlo”
“Tengo amigos y colegas que se ofenden si los llaman profesor, aunque como yo, tengan otro titulo. Para mí no tiene nada de malo, todo lo contrario”, sostiene Claudia. “Cuando estudiaba tenía profesores que se jactaban de ser excelentes pero ellos mismos marcaban la diferencia entre lo que era ser profesor y ser un profesional que solo da clases. Eso me hacía sentir mal, uno está en formación constante y a ser profesor también se aprende. Gracias a Dios pude integrar mi carrera con la docencia y sé que lo que hago es rico y fructífero para mí y para mis alumnos“, declara. “Yo creo que ser profesor tiene que ver no solo con enseñar sino con transformar porque cuando uno sabe y aprende, cambia, se transforma. Si puedo ser partícipe y actor fundamental de esa transformación, bienvenido sea”, asegura.
Día del Profesor: un oficio en el que también se aprende
“Es todo gracias a un profesor”, asegura Federico. “Daba tan bien Historia que cuando yo estaba estudiando en la secundaria me dije y le dije a mis padres ‘yo también quiero hacer eso’ y así es que me convertí en profesor de Historia”, relata. “Siempre supe que mis clases no iban a ser solamente un racconto de eventos para que los alumnos relacionaran entre sí, yo quería que tomaran una postura crítica con respecto a la Historia. “, sostiene. “Un pueblo que no conoce su pasado está condenado a repetir sus errores. ¿Escuchaste eso de ‘la historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa?’, bueno, eso es lo que no quiero que pase, por eso soy profesor. La satisfacción más grande es que yo también puedo aprender de mis alumnos. Esa es una de las cosas que más me gusta”, declara.