Qué extraño llamarse Federico, el film del italiano Ettore Scola, se proyectará este sábado 1 de febrero, a las 20. Una vez más, el Centro Mendoza Audiovisual CeFilMA y la Dante Alighieri invitan a disfrutar del ciclo de cine italiano en el Microcine Municipal (9 de julio 500).
En este documental de 2013, Scola rinde homenaje al director italiano Federico Fellini para conmemorar el vigésimo aniversario de su muerte. Ettore Scola evoca su encuentro con él en la revista satírica Marc’Aurelio en los años cincuenta. Recuerda los amigos comunes (entre ellos Marcello Mastroianni) y, sobre todo, el placer compartido de hacer cine.
Se trata de una increíble oportunidad para ver imágenes de archivo y escenas rodadas en Cinecittà, el gran estudio de cine ubicado en las afueras de Roma.
Qué extraño llamarse Federico
Qué extraño llamarse Federico retrata el increíble recorrido del fantástico director italiano Federico Fellini y la gran historia de amistad que compartió con Ettore Scola, su compatriota cineasta, once años menor que él.
Tras diez años sin rodar, el gran director italiano vuelve a colocarse detrás de la cámara para evocar a quien fue a la vez su mentor y su amigo.
Scola eligió una estética fuerte y atípica. Presenta una gran cantidad de material de archivo y un cine de reconstitución casi experimental. Esto último se debe a que los nietos de Scola interpretan el papel de dos cineastas en su juventud.
Aclamada en la Muestra de Venecia de 2013, Qué extraño llamarse Federico cuenta, hermosa e ingeniosamente, la vida y la extraordinaria carrera de una leyenda del cine: Federico Fellini.
Como bien indica Israel Paredes, Qué extraño llamarse Federico se mueve entre la ficción y el documental. La mirada libertina y melancólica del último Fellini aparece de manera clara, como su visión de la decadencia de la sociedad. Pero nunca desde la amargura. Porque, como dijo sabiamente, si la vida es una fiesta, ¿por qué no vivirla como tal?
Un carácter festivo recorre desde el principio el docudrama con imágenes muy poderosas. El broche de oro sin duda se encuentra al final, con un cierre magnífico.
La relación de Scola y Fellini
Rodrigo Martínez señala que Qué extraño llamarse Federico es una película de ensayo. Scola filmó aspectos de Fellini y de su universo para explicarse a sí mismo y se documentó para decirse a través de su vínculo con el otro. Tal como cuenta Martínez, Ettore Scola visitó las oficinas de la revista Marc’Aurelio por primera vez en 1947. Llegó inspirado por el trabajo de otro dibujante que, para entonces, también hacía cine.
Ocho años atrás, en plena era fascista, Federico Fellini entró en esas instalaciones con un propósito similar: mostrar sus trazos y comenzar una carrera como viñetista. El dibujante más joven había descubierto la obra de su referente leyendo para su abuelo ciego. Quizá nunca imaginó que, casi una década después, no solamente sería colega de aquel colaborador, sino que construiría una amistad perdurable.
Así, Scola habla de Fellini (dibujó a Fellini) para hablar de sí mismo (para dibujarse a sí mismo).
