Los monumentos y museos, entre otros espacios, “son modos de memorizar el pasado, porque no todo se puede recordar”. Pero, ¿cómo se construyen las memorias traumáticas vinculadas a las dictaduras latinoamericanas, el nazismo o el fascismo? La reconocida académica Patrizia Violi, coordinadora del Doctorado en Semiótica de la Universidad de Bologna, esbozó algunas respuestas en su conferencia en la Universidad Nacional de Cuyo. A continuación, itMendoza presenta algunas de las propuestas más interesantes que la experta italiana expuso en el marco del Mes de la Memoria en conmemoración del último golpe cívico militar.
¿Cómo se vincula la memoria con los monumentos?
La memoria, es decir, el relato que cada sociedad hace de su pasado, es claramente un objeto en constante disputa y construcción. Se trata de una cuestión tan intangible que plasmarla en monumentos representa una gran complejidad. Como señaló Patrizia Violi, “desde el final de la Segunda Guerra Mundial la retórica de la monumentalidad clásica se transformó radicalmente”. Es que “ya no parecía posible la idea de algo celebrativo y triunfal después del horror pasado ni tampoco se podían recordar las víctimas de esta forma”. Por eso, sus investigaciones han girado alrededor de las diferentes formas de contra y anti monumentalización.
La memoria está atravesada por cuestiones no solo temporales, es decir, hechos pasados que obviamente configuran nuestro presente y futuro; sino también espaciales. Al hablar del espacio, Violi se refiere a los monumentos conmemorativos, museos y sitios de trauma. Estas formas de autorepresentación se construyen a partir de valores compartidos -o no- y están, obviamente, vinculadas a lo político. Asimismo, suelen generar polémica: ¿los lugares traumáticos deben ser conservados o transformados?
Antimonumentos y contramonumentos
Los monumentos clásicos fueron hechos para durar para siempre. En cambio, los antimonumentos, no tienen como fin permanecer: “quieren y tienen que desaparecer”. Es que la memoria es el recuerdo de una experiencia que tuvo un fin. Así, la desaparición alude tanto a las víctimas como a la memoria, que puede desaparecer si no hacemos algo.
Lo que propone Violi -y los diferentes artistas que presentó- es deconstruir la idea de monumentalidad, invertirla, vaciarla. “El mejor monumento es la memoria de un monumento ausente”, citó. El fin de los monumentos es la visibilidad, tanto a través de la presencia como de la ausencia. Tal es el caso del Monumento contra el fascismo de Hamburg (Harburg, Alemania 1986). El obelisco invertido de Jochen Gerz ya no puede contemplarse como se ve puede apreciar en la siguiente fotografía. El monumento fue concebido para irse hundiendo en el suelo poco a poco. Así, a los pocos años desapareció por completo dejando tan solo a la vista el cuadrado de la parte superior.
Monumento Contra El Fascismo (Hamburg, Harburg, Alemania 1986) de Jochen Gerz.
El recorrido de Violi incluyó obras de Budapest, Sofía y Palermo. También destacó las recientes formas de inscripción espontáneas tras los ataques terroristas o contra la mafia. Estas resignificaciones espontáneas suelen alejarse de las conmemoraciones oficiales. Es que, como advirtió, muchas veces no solemos prestarle atención a los monumentos clásicos, acostumbrados a que están desde siempre -y lo seguirán estando-.
En cuanto a los contramonumentos, Violi explicó que son aquellas manifestaciones que se oponen a los valores e ideas que representa el monumento en cuestión. Así ha sucedido con obras soviéticas, franquistas, nazistas y fascistas.
Sobre Patrizia Violi
Desde el 2014 es Coordinadora del proyecto de investigación MEMOSUR – Una lección para Europa: memoria, trauma y reconciliación en Chile y Argentina. Es también Directora de TRAME, un centro interdisciplinario para el estudio de los recuerdos y los traumas culturales. Además, coordina el Doctorado en Semiótica de la Universidad de Bologna y es profesora de la Universidad de San Marino y Directora Científica del Centro Internacional del Estudio sobre la Memoria de dicha universidad.
Algunos de sus libros se titulan El infinito singular (1991); Historias de mujeres en una sociedad post traumática; Un caso de estudio en los Balcanes (2006); Landscapes of Memory: Trauma, Space, History (2014).
En el marco de su visita a Mendoza, Violi visitó el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos exD2 (EPM exD2).
Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos.
Sobre el Espacio para la Memoria
Se trata de un sitio recuperado para preservación y difusión de la Memoria sobre el terrorismo de Estado y para la defensa y promoción de los derechos humanos. Sus instalaciones pertenecieron al Departamento 2 de Informaciones (D2) de la Policía de Mendoza y fueron destinadas a la represión política ilegal, antes y durante la última dictadura cívico militar. El lugar fue sede del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) más importante del Gran Mendoza.
Las visitas guiadas al EPM (Belgrano 179, Ciudad de Mendoza) constan de un recorrido por las instalaciones, acompañado por sobrevivientes o integrantes de los organismos de derechos humanos. El objetivo es difundir la memoria, la verdad y la justicia. Los horarios de apertura son de lunes a viernes de 10:00 a 14:00
