La jarilla fue declarada hace algunos años como la flor provincial de Mendoza. Aun sin esta declaración formal, ya era considerada así por todos los mendocinos. Mencionada en un sin fin de poemas y canciones populares, la jarilla es protagonista de la flora y de la cultura de Mendoza. En la siguiente nota te contamos sobre esta planta autóctona, sus usos y bondades.
Podemos decir que esta planta es tan mendocina como las acequias. Y que no hay aroma más delicioso para un mendocino que el perfume que desprende esta planta al mojarse con el agua de lluvia.
Es un arbusto de hasta 2 metros de altura y se caracteriza por su tallo leñoso, hojas resinosas y flores solitarias, amarillas y grandes. La floración se da en octubre y a fines de noviembre es el tiempo de la fructificación.
La jarilla, una brújula natural
Se conoce como jarilla orientadora o jarilla Norte-Sur. Esto se debe a que sus hojas se disponen con el frente hacia el este y el reverso hacia el oeste, por lo que el perfil se orienta hacia el norte y el sur. Así, capta el sol tibio de la mañana y de la tarde, pero evita el fuerte sol del mediodía y la deshidratación. Es por esta característica tan particular que los originarios la usaban como brújula natural. Lo mismo podríamos hacer nosotros si nos perdemos en la montaña.
Té de jarilla
Para aprovechar sus beneficios, podemos elaborar una infusión y beberla por las mañanas en ayunas. El té de jarilla es bueno para combatir la artritis y el reumatismo, reduce la fiebre, baja el colesterol, tiene efecto desinflamatorio y cicatrizante, combate la calvicie y la diabetes. Si lo dejamos enfriar, podemos beberlo para calmar la sed.
Otros usos interesantes
Un buen consejo para aprovechar las bondades de la jarilla es cosechar una ramita con mucho cuidado y colgarla en la ducha, con el vapor que se va produciendo la planta activa sus propiedades y las regala durante el baño.
Otra sugerencia es aprovecharla como un sahumo autóctono. Se elabora con una ramita de jarilla seca la cual se tritura con un mortero. El Sahumo es un antiguo ritual que, por medio de la quema de plantas medicinales, trabaja sobre la limpieza, curación, protección y alineación del espíritu. El sahumo de jarilla ayuda a encontrar nuestro propio eje y a caminar en la dirección correcta.
Cuidemos la jarilla
Además de sus propiedades curativas, es muy importante para el suelo de Mendoza ya que afirma la tierra en el pedemonte y evita los peligrosos aluviones provocados por las clásicas tormentas de verano. La normativa por la cual se declaró a la jarilla como flor provincial e instituyó al 10 de noviembre como Día de la Flor Provincial, y a la segunda semana de este mes como la Semana de la Jarilla, tuvo así mismo, la intención de fomentar la radicación de esta planta emblemática en parques y paseos públicos, obras de defensa aluvional y forestaciones de rutas. Cuidemos también nosotros esta planta nativa tan generosa y representativa del paisaje mendocino.
Autora imagen de portada: Florencia Medina.
