Mauricio Cacciavillani es uno de los miles de nietos de italianos que se instalaron en Mendoza. Quizás ese espíritu viajero es el que lo hace mudarse continuamente y nutrirse de cuanto país habita.
Conozcamos la historia de Mauricio, el inquieto emprendedor mendocino, además de kitesurfer y amante de los perros.
Mauricio Cacciavillani y su ingenio para solucionar problemas
Mauricio estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de Cuyo. Gracias a una beca de la Facultad, se fue a Francia, donde obtuvo el doble título. Luego se trasladó a Bratislava, la capital de Eslovaquia. Allí trabajó en la multinacional DELL, en la cual obtuvo uno de los cinco premios de oro otorgado por la empresa en todo el mundo, a tan solo seis meses de incorporarse. Esto lo logró luego de idear un sistema para incrementar la productividad, permitiendo reducir miles de horas al año en tareas sin valor agregado.
Actualmente vive en Santiago, donde, tras trabajar 4 años en una compañía chilena, decidió montar su propia empresa.
Su propia empresa
ComparaSoftware surgió al notar la dificultad de los usuarios de software para encontrar herramientas que se adapten correctamente a sus necesidades. Pero no solo eso, sino también los altos precios de la industria del software. Y por último, la tendencia de que cada vez se vuelve más necesario contar con tecnologías para mantener las empresas competitivas. Así fue como nació la idea de crear una plataforma que le permitiera a los usuarios tomar decisiones correctas al momento de buscar un software.
Pero esto no hubiera sido posible sin financiamiento. Su proyecto de soluciones para buscadores confundidos ante la gran oferta de herramientas digitales obtuvo premios de financiamiento de la mayor aceleradora de empresas de Latinoamérica.
De este modo consiguió expandirse a más de diez países y convertirse en la mayor plataforma de búsqueda y comparación de software en Hispanoamérica. Además, tienen clientes en Estados Unidos y Francia.
Sin duda su gran habilidad de adaptación a distintas sociedad, culturas y naciones influyeron en el éxito de sus emprendimientos. Y saber distintos idiomas, claro. Dejar los amigos y la familia puede ser algo difícil si no se cuenta con algunas herramientas sólidas para relacionarse con personas que poseen otras costumbres.
Todo esto, a nivel laboral, sostiene, es muy valorado. Porque a la hora de trabajar, convencer gente, fortalecer vínculos de confianza, no basta con dominar un idioma, sino ponerse en el lugar del otro y entender que sin empatía uno no se puede realmente comunicar con el otro.
Los vínculos con Italia
Mauricio tiene mucha sangre tana: por parte de su papá, los Cacciavillani de Vigevano, Lombardía, y de su mamá, los Oliva, de Roma.
Mauricio trabaja de lunes a viernes y, los fines de semana, se va a Matanzas con su perro y su tabla para practicar kitesurf. Espera poder regresar a Italia pronto, para las deliciosas pizzas que allá se preparan.
