Mendoza es famosa por su montaña. La tenemos frente a nuestros ojos, imponente, todo el tiempo. Algunos se detienen a mirarla más que otros. Unos pocos se atreven a adentrarse en ella.
La montaña desata pasiones, enmarca nuestra ciudad, nos deleita con su paisaje, convoca al turismo, nos brinda nada más y nada menos que agua… La tenemos muy cerca, pero la visitamos, generalmente, bastante poco. Viene gente de todo el mundo a recorrerla. Pero no siempre la valoramos, no siempre la cuidamos.
El furor por la montaña en la pandemia
La pandemia produjo un fenómeno bastante inaudito. El encierro y la suspensión de tantas actividades hicieron que los mendocinos tuvieran ganas de comerse la montaña entera. Las redes sociales se llenaron de fotos en las cumbres de distintos cerros, en nuestras quebradas, en nuestra adorada montaña.
Algunos lugares se pusieron, incluso, de moda, como los cerros Baños, Manos o Camello. Parecía que los mendocinos, finalmente, habían conocido, por dentro, la montaña. Una montaña espectacular, que está viva de verdad, que refugia flora y fauna, que nos da agua; que, lenta e imperceptiblemente, sigo en movimiento, a través de pulsos difíciles de percibir.
Claves y consejos para adentrarse en la montaña
Por más de que existan senderos de baja dificultad, es necesario tener algunos recaudos y respetar ciertas recomendaciones para no lamentarnos más tarde. Por este motivo, conversamos con el guía de montaña Emmanuel Boccia Brambilla, un nieto de italianos que no solo ama el andinismo sino también… ¡La gastronomía italiana!
Emmanuel se define como montañista, escalador y porteador. Hizo posible que muchos andinistas cumplieran su sueño de llegar a la cumbre del Aconcagua en 10 oportunidades. Además, su CV incluye 8 ascensos deportivos. Emmanuel conoce la montaña como la palma de su mano. La montaña parece ser su hábitat natural. Sus 15 años de trayectoria lo convierten en un referente tanto para principiantes como expertos. Se confiesa adicto a la actividad física y se capacita constantemente en rescate y socorrismo. Esto puede dar la sensación de que no se puede quedar quieto, pero la verdad es que es una persona increíblemente serena. ¿Será el aire de montaña?
Ascender el Cabras, Hormiguero, Cocodrilo o recorrer Las Veguitas y Vallecitos; se han vuelto un paseo de fin de semana bastante común. Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos. Como dice Emmanuel, hasta el Cerro de La Gloria puede ser complicado para algunas personas. Hace falta atender a las condiciones de salud de cada uno y al estado físico. Si no estamos preparados, hay que ir a la montaña con un guía sí o sí. “Si dudamos si estamos o no preparados, esto quiere decir que no lo estamos”, enfatiza Emmanuel.
“La particularidad de Mendoza es que tiene un cordón montañoso muy extenso, compuesto por tres cordones, con todas las dificultades, todos los tipos de circuitos, y que recibe gente de todo el mundo”, explica Emmanuel.
Para principiantes
Si bien en nuestra Precordillera existen senderos bastante sencillos y accesibles, siempre es mejor ir acompañados por alguien que ya los haya transitado una vez, al menos. Cada vez están más de moda los grupos organizados que programan salidas a la montaña los fines de semana, para todos los niveles. Se trata de una excelente manera de disfrutar la montaña y de conocer gente nueva. “Eso está buenísimo”, reconoce Emmanuel.
Él recomienda especialmente a los principiantes comenzar con la Precordillera; las quebradas, como la de Los Berros o el Chorro de la Vieja; o el hermoso Cajón de Arenales. Para esto, es esencial contar con el equipo adecuado. Lo básico: buen calzado y abrigo (nunca se sabe cuánto puede disminuir la temperatura en la montaña).
También sugiere realizar los cursos que ofrece el Club Andinista Mendoza (CAM): “Son bastante económicos y en 2 meses ya podés ir a la montaña sin la compañía de un profesional”.
La relación de los mendocinos con la montaña
A pesar del boom provocado por la pandemia, “sigue siendo poca la gente que va”. Para Emmanuel, los mendocinos tienen poca relación con la montaña, lo que lo sorprende profundamente, no solo por su belleza, sino también por su cercanía. Esto lo corroboró cuando estudió para ser guía de montaña, ya que la mayoría de sus compañeros no eran de Mendoza.
“Ir a la montaña, para muchos mendocinos, es ir a hacer un asado en el dique Potrerillos”, reflexiona. Asimismo, destaca el crecimiento de la escalada en roca: “Hay cada vez más palestras, de mejor nivel y más gente interesada. En un par de años se va a ver algo muy bueno”.
“Siempre dispuesto a la aventura”
“Soy de Luján de Cuyo. Creo que gran parte de mi interés empieza por allí, por la vista que tenemos del Cordón del Plata”, piensa Emmanuel. Sus abuelos paternos eran ambos de Abruzzo y por parte de su madre, de Milán. Recuerda sobre todo la cocina de sus tías italianas, quienes influyeron en su gusto por la gastronomía italiana. “Me encanta cocinar, incursionar y aprender más”.
A su papá le gustaba mucho la montaña. Así fue como empezó a ir de muy chico y se acostumbró a dormir en carpa, a poder descansar y pasarla bien. Como deportista profesional tiene que estar siempre entrenado, en su mejor estado, para poder “acompañar a las personas a cumplir sus sueños”. Esto es lo que más disfruta de su profesión: “Me emocioné las primeras veces que hice cumbre en el Aconcagua, por una cuestión de reto personal, pero ahora cuando acompaño gente y se emociona al llegar, lloro también con ellos”.
Autora imagen de portada: Camila Balter
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