Abelardo Arias fue uno de los escritores más relevantes de Mendoza durante el siglo XX. Pese a haber nacido en la ciudad de Córdoba, su lugar preferido en el mundo, era San Rafael. En esa localidad al sur de Mendoza, donde su abuela tenía una finca, se inspiró para escribir una obra clave: Álamos Talados.
Gran parte de su carrera transcurrió en Europa. Allá se encargó de dar a conocer sus obras, así como también las de otros autores argentinos emergentes. El 28 de febrero se cumplieron 30 años de su muerte, después de la que también, se siguieron publicando algunas de sus obras. Por eso, hoy te contamos sobre este escritor y su obra y su importancia para la literatura nacional dentro y fuera de Argentina.
Álamos Talados, una novela autobiográfica que tiene a San Rafael como escenario
Desde pequeño, Abelardo Arias fue un ávido lector y escritor. A los 24 años, tras radicarse en Buenos Aires, se convirtió en el redactor de las páginas literarias del diario La Nación. Un año después, en 1942, escribió Álamos Talados, una novela autobiográfica que posteriormente se convirtió en un largometraje. Esa primera producción le valió varios reconocimientos, entre ellos el Primer Premio Municipal de Buenos Aires, el Premio de la Comisión Nacional de Cultura y, en Mendoza, el premio Agustín Álvarez.
En la ficción, que transcurre en San Rafael, el personaje de Alberto es un adolescente que comienza a cuestionar los vínculos que hay entre gringos y criollos, así como también las diferencias de clases sociales, el poder del rumor dentro del pueblo. En muchos colegios de Mendoza, todavía hoy, es un texto de lectura obligatoria porque da cuenta de cómo era la provincia a mediados del siglo pasado.
Los Diarios de Viajes, la forma de Abelardo Arias de describir el mundo
Gracias a los gobiernos francés e italiano, Abelardo Arias estudió Literatura Contemporánea en París y Roma. Como producto de esa experiencia publicó sus diarios de viajes. Su primer diario, París-Roma, de lo visto y lo tocado incluye una entrevista con Albert Camus.
Posteriormente, invitado por otros organismos institucionales, Arias recorrió Francia, Suiza e Italia y a partir de allí escribió su segundo diario, Viaje latino. Unos años más tarde, tras viajar a Grecia, surgieron dos de sus obras más importantes: Minotauroamor y Grecia en los ojos y en las manos, otro diario de viajes.
Luego de publicar Viajes por mi sangre, un recorrido argentino, publicó Talón de Perro, un último diario en el que mostró su perspectiva tras recorrer Grecia, Yugoslavia, Rumania, Turquía y Egipto. Todos estos testimonios son significativos porque muestran la realidad de los escritores durante varias décadas del siglo XX.
Un escritor comprometido con la difusión de la literatura argentina en el mundo
En Europa, Abelardo Arias se encargó de difundir y traducir los textos de escritores argentinos que estaban prohibidos o censurados. Durante esos años, también, tradujo obras de André Gide y Henry de Montherlant y, aprovechando sus conexiones con los circuitos literarios europeos, difundió a esos autores a través de su propia editorial. Esa labor y su rol de escritor le valieron varias condecoraciones.
En 1964 obtuvo el Premio del Fondo Nacional de las Artes y el Primer Premio Municipal de Prosa. Ese mismo año, en Italia, fue condecorado con la Medaglia Culturale y en 1969 recibió la Orden del Mérito, en el grado de Caballero Oficial. Cuando cumplió 80 años, le otorgaron el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, una distinción con la que quedó demostrado qué tan importante fue este autor para la literatura nacional.
¿Leíste alguna obra de Abelardo Arias? ¡Contanos en los comentarios!
¡Gran historia! Los invito a leer la nota. Muchas gracias.