Julio Cortázar: en su cumpleaños, repasamos sus enseñanzas

Un 26 de agosto de 1914, las calles de Bruselas fueron testigo de la llegada de un nuevo niño a la capital y al mundo. Hasta allí, nada es extraño: todos los días nuestra realidad recibe a numerosos bebés. Sin embargo, este era especial, se trata del protagonista de nuestra nota. ¡Y cómo no serlo! Sus obras no solo han sido traducidas a numerosos idiomas, sino que también, ellas se han convertido en un referente para nuevas formas de escribir.
Hablamos, por supuesto, de Julio Cortázar, el escritor del cual la redacción de itMendoza es fan. Por ello, a 107 años de su nacimiento no podíamos dejar de celebrar su cumpleaños. Es así que, a modo de festejo, hemos rescatado las enseñanzas que este continuo cuestionador de la realidad nos ha dejado, así como su conexión con nuestra ciudad. ¿Nos acompañás en este viaje por sus obras y reflexiones?

Enseñanza 1: cualquier acto cotidiano es poético

“Mucho antes de comenzar a escribir, me negué a aceptar la realidad tal como pretendían imponérmela y explicármela mis padres y mis maestros”. Esta es una de las confesiones que el escritor hace en su ensayo “El sentimiento de lo fantástico”. Y, justamente, de aquella inconformidad nace la posibilidad de tomar una pequeña porción de vida diaria y poetizarla. Así, en su poema “Happy New Year”, compara la sensación de tomar la mano de alguien con “sapito que duerme así contento”.

Julio Cortázar y su enseñanza 2: la realidad es extraña

En relación con la idea anterior, cualquier acto de vida guarda algo de extrañeza. A veces, estamos tan sumidos en el sinfín de acciones que debemos hacer continuamente, que no cuestionamos su esencia. Cortázar nos ayuda a pararnos y a tomar conciencia sobre ellas. Por ejemplo, en su libro Historia de cronopios y famas, plantea una serie de textos instructivos para, por ejemplo, llorar o reír correctamente.
En cuanto al simple acto de subir las escaleras nos dice: “Se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas”. ¿Alguna vez pensaste en hacerlo de manera distinta?

Enseñanza 3: ser diferente no es malo

Es una verdad tan cierta como respirar. Sin embargo, muchas veces, la actualidad ‒y el pasado, también‒ demuestra lo contrario con las continuas discriminaciones que existen en el mundo. Por suerte, nuestro admirado escritor nos recuerda que no ser parte de lo uniforme está bien. Él escribió, en su ensayo “Del sentimiento de no estar del todo”: “Vivo y escribo amenazado por esa lateralidad […] por estar siempre un poco más a la izquierda o más al fondo del lugar donde se debería estar para que todo cuajara”.

Enseñanza 4: para Julio Cortázar, soñar es bueno

¡Y qué mejor ejemplo de ello que los despistados, pero queribles, cronopios! En su microrrelato “Tortugas y cronopios”, podemos leer: “Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural. Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina”.

A veces, con un poco de imaginación y aceptando las características de las cosas tal como son, se llega más lejos que luchando contra ellas.

Una enseñanza importante: la vida es para ser vivida

A pesar de que la vida, a veces, presente ciertos cuadros absurdos o no se termine de entender, ella está para ser vivida. Con sus aspectos positivos o negativos, la existencia debe abrazarse. Aunque no todo en ella se presente como esperamos, Cortázar tiene una visión esperanzadora. De hecho, a su amiga Alejandra Pizarnik le escribió las siguientes palabras de aliento, en una de sus cartas: “Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria”.

Su conexión con Mendoza

En otras oportunidades, esta redacción ha recalcado la importancia que dicho autor tiene para nuestra ciudad. No solo porque fue profesor en la Universidad Nacional de Cuyo, sino también porque vivió aquí y sus experiencias han quedado plasmadas en los distintos rincones mendocinos.
Además, su legado y sus mensajes permanecieron vivos en nuestra comunidad gracias a, sobre todo, la labor de la profesora Miriam Di Gerónimo. Su libro Narrar por knock-out nos presenta una inmersión completa en su poética. Dicha docente, también, se encargó de transmitir sus conocimientos antes de partir en 2018. Su cátedra libre sobre Julio Cortázar inspiró a varios estudiantes curiosos que deseaban conocer más.
Hoy en día, sus conocimientos siguen vigentes gracias a sus discípulos, como Sebastián Henríquez, o a las Cátedras de Literatura Argentina y Literatura Hispanoamericana, respectivamente. Ante cualquier duda, ¡puedes consultar con estos expertos!

Autor imagen de portada: Antonio Marín Segovia. Licencia: CC BY-NC-ND 2.0