La Basílica de San Francisco es una iglesia que se encuentra en la Ciudad de Mendoza. Originalmente estaba sobre las calles Beltrán e Ituzaingó. Sin embargo, el terremoto de marzo de 1861 la destruyó junto con la mayor parte de los edificios de la antigua ciudad. Por eso, se reconstruyó donde está emplazada actualmente, sobre la esquina de las calles España y Necochea, frente a la plaza San Martín. Dentro de ella, además de la imagen de la Virgen del Carmen de Cuyo, Patrona del Ejército de Los Andes, se encuentra el bastón de mando del General José de San Martín. En ella, también se encuentra el mausoleo en el que descansan los restos de su hija Mercedes Tomasa de San Martín, su yerno, Mariano Balcarce y una de sus nietas, Mercedes Balcarce y San Martín.
La construcción y la reconstrucción de la Basílica de San Francisco
A finales del siglo XVII la comunidad franciscana se instaló en Mendoza. Una vez asentada en la provincia instaló su convento y un templo en la esquina de las calles Montecaseros y Chacabuco. Cuando se produjo la expulsión de los jesuitas en 1798, los franciscanos recibieron el templo y el excolegio de la compañía. Ambos edificios estaban emplazados sobre las calles Ituzaingó y Beltrán. En 1861, un terremoto destruyó gran parte del casco urbano y la ciudad entera tuvo que ser desalojada para su reconstrucción. Los franciscanos se trasladaron primero a San Francisco del Monte, luego a la iglesia de San Nicolás de Tolentino y finalmente a su ubicación actual. La construcción de la actual iglesia comenzó en 1875 y la inauguración se concretó en 1893.
La iglesia por fuera
Por fuera, la Basílica de San Francisco tiene un marcado estilo neorrománico inspirado en la iglesia de la Trinidad de París. Originalmente, su estructura constaba de dos torres y un campanario central, pero en 1920, un nuevo sismo los destruyó. Por eso, en la disposición actual la iglesia, que tiene techo a dos aguas, consta de una planta basilical de tres naves. Toda esa estructura abarca aproximadamente unos 2300 metros cuadrados y los muros son de ladrillos de 0,9 metros de espesor. Además, hay 12 capiteles de estilo corintio que sostienen el cielorraso y separan las naves. El atrio, mientras tanto, se define gracias a la existencia de cuatro pilares. En cada una de las tres naves existentes se ubican capillas consagradas a diversos santos.
El interior de la Basílica de San Francisco
A la izquierda de la entrada, en un mausoleo descansan los restos de Mercedes Tomasa de San Martín, su esposo y una de sus hijas. Sus cuerpos llegaron a la basílica en 1951 trasladados directamente desde Francia. La imagen de la Virgen del Carmen de Cuyo, Patrona y Generala del Ejército de Los Andes por el general San Martín preside el altar mayor. Detrás de él, se encuentra el camarín, una pequeña capilla de forma semicircular que atesora placas y homenajes nacionales e internacionales a la gesta sanmartiniana. Allí mismo, en un cofre especial y a la vista de todo el público, se expone el bastón de mando de San Martín ofrendado por él mismo en agosto de 1818.
De la coronación de la Virgen a su declaración como Monumento Histórico Nacional
A principios del siglo XX y por iniciativa del Fray Leonardo Maldonado, se solicitó a la Santa Sede la coronación pontificia de la imagen de la Virgen del Carmen de Cuyo. Esta solicitud se justificaba en la devoción de los mendocinos a la imagen y en el hecho de haber recibido el bastón de mando del General San Martín. El cabildo romano aceptó la petición y finalmente, el 8 de septiembre de 1911, la imagen de la virgen recibió una corona de oro, platino y piedras preciosas. Algunos años más tarde, gracias a su rico patrimonio en 1928, la iglesia fue declarada Monumento Histórico Nacional. Por eso, tantísimos turistas la visitan diariamente.
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