Olvidémonos por un momento del Malbec. La Bonarda, o más precisamente Bonarda Argentina, es la segunda cepa más plantada en el país, siendo en estos últimos años la musa que inspira a varios enólogos locales. Pero, ¿estamos seguros de su proveniencia? Vamos a descubrirla.
La Bonarda, la joven dama borravino
Actualmente, en el país hay 18.000 hectáreas de este varietal, concentrándose el 85% de su producción en Mendoza, y en mayor medida en el departamento de San Martín (desde hace unos años el mismo fue declarado Capital Nacional de la Bonarda).
Históricamente se la consideró una variedad utilizada para “cortes” con otros vinos debido a su buen color y perfil de aromas. También para hacer volumen, ya que debidamente producida, sus rindes son elevados y le eran provechosos a los viticultores.
Con un ciclo de maduración muy largo (es de las últimas variedades en vendimiar) y racimos compactos y apretados, la delicada cepa tiene que ser atendida cuidadosamente si no queremos sufrir con la falta de maduración de sus bayas y posibles problemas de pudrición de las mismas. Si queremos un buen vino, la uva tiene que estar sana.
De esa forma, luego del proceso de vinificación, podremos disfrutar de su armonía, sus taninos elegantes y sus atractivos aromas frutales con trazos herbales.
Para acompañarla podemos pensar en platos muy parecidos a los que pueden acompañar un Malbec como vegetales grillados, pastas, legumbres, carnes asadas, mollejas, carne de cerdo, quesos duros y semiduros; por último y no menos importante, ¡un vino Bonarda acompaña muy bien a las pizzas! No le cuesta encontrar compañero para su disfrute, se adapta muy bien a las comidas.
Los orígenes de la Bonarda
La vitivinicultura moderna de Argentina estuvo impulsada desde mediados del siglo XIX por inmigrantes europeos, principalmente italianos y españoles, y en menor medida franceses. En su momento (y por suerte) fue fácil introducir en el país los cepajes que hoy día tanto podemos disfrutar, entre ellos el ya conocido Malbec desde Francia y otras que eran muy difundidas en sus respectivas zonas (destacándose las traídas por inmigrantes piemonteses: Barbaresco, Barolo, Barbera, Moscato d’Asti, Nebbiolo y Bonarda Piemontés).
Por mucho tiempo se creyó esta variedad ampliamente difundida, era la de origen italiano, pero debido a que por lo general se llamó “bonarda” a varias cepas italianas en su conjunto, fue que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) le pidió colaboración a la Asociación Famiglia Piemontesa de Mendoza para determinar si la existente en los viñedos tradicionales era la Bonarda Piemontesa o aquella de origen francés.
Testimonios locales
Adriana Bocco, investigadora de Conicet y socia de la Asociación Famiglia Piemontesa cuenta que “La Asociación Piemontesa se vinculó con viveros especializados en esta cepa en el Piemonte y trajeron a Mendoza estacas de Bonarda Piemontesa que se implantaron en los viñedos que posee el INTA en Mendoza en una parcela experimental que se construyó para su cultivo. Ingenieros agrónomos del INTA, especializados en ampelografía (campo de la botánica relacionado con la identificación y clasificación de la vid), pudieron comparar la Bonarda Piemontesa cultivada experimentalmente, con las plantas de Bonarda de viñedos tradicionales y determinaron que la Bonarda predominante en los viñedos de Mendoza es la Bonarda de origen francés, también llamado Corbeau Noir, proveniente de Savoia en los Alpes franceses (muy cercana y estrechamente ligada a su prima italiana).”
El Ing. Agrónomo Alberto Alcalde, una eminencia de la ampelografía, fue quien desde hace varias décadas le puso el nombre correcto a las variedades de vid. Un pionero en esta ciencia, ya que fue el primero en cuestionarse su origen a finales de los años 80.
“La Bonarda que se vende aquí, no es Bonarda. En realidad, es una variedad francesa, Corbeau. De medio pelo, no es gran cosa, pero se la usa mucho porque es rendidora, resistente, muy productiva, pero no es verdadera Bonarda. La auténtica es piemontesa, del norte de Italia. Y es una variedad muy fina, muy distinguida. Incluso allí en Italia ha habido discusiones sobre cuál es la auténtica Bonarda, pero al final la identificaron“, señala.
Bodegas tanas que impulsan su fama
Actualmente, la legislación internacional acepta Bonarda o Bonarda Argentina como sinónimo de la francesa Corbeau. A pesar de su origen galo, podemos encontrar a grandes bodegas de familias italianas que apuestan al desarrollo de estos vinos. Bodegas de trayectoria y renombre como Familia Zuccardi, Bodega Nieto Senetiner, Bodegas Crotta, Durigutti y Catena Zapata han sabido amalgamar y crear vinos bonarda ideales para el paladar exigente de los más reconocidos jurados nacionales e internacionales.
Si nunca has probado este varietal, solo queda animarse y salir un poco de la zona de confort del clásico Malbec o Cabernet Sauvignon… ¡Un buen Bonarda es un viaje de ida! Salute!
