Enrique Tittarelli, una vida dedicada al vino y el aceite de oliva

Enrique Tittarelli fue uno de los bodegueros y aceiteros más reconocidos de Mendoza. Su familia se dedicó durante más de un siglo a la producción olivícola y vitivinícola. Don Enrique era el tercer hijo de Pacífico Tittarelli y Paulina Luisa Riva, y era nieto de Enrico Tittarelli, uno de los pioneros de la industria local. Durante gran parte de su vida Tittarelli se dedicó a la empresa familiar, una de las más prolíficas de Rivadavia. Su historia, al igual que la de muchos otros descendientes de italianos, está llena de anécdotas que reflejan el esfuerzo y el sacrificio de los agricultores, así como también el amor eterno por la tierra que trabajaban a sol y a sombra. En esta nota te contamos la historia de Enrique Tittarelli, su familia, su vida y su rol en la comunidad mendocina, especialmente la rivadaviense.

Enrico Tittarelli, una historia de inmigración y sacrificio

El abuelo de Enrique, Enrico Tittarelli había llegado a Argentina desde un pequeño pueblo de la región de Le Marche a comienzos de siglo XX. Unos años más tarde, junto con otros italianos, don Enrico se asentó en Mendoza y comenzó a trabajar la tierra. Alrededor de 1915, Don Enrico juntó el dinero suficiente para comprar sus propios terrenos. Fue así como compró tres hectáreas de tierra en la localidad de Los Campamentos, Rivadavia, y comenzó a fabricar sus propios vinos. Gracias al clima desértico, la escasez de lluvias y nuestros suelos arenosos, la tierra rivadaviense es una de las mejores zonas para el cultivo de la vid. Por eso, en muy pocos años, los vinos de la familia Tittarelli comenzaron a competir con los de los mejores y más tradicionales viñedos de Europa.

Pacífico Tittarelli y el aceite de oliva

Para los primeros años de la década del 30, en Argentina la importación de aceite de oliva comenzó a descender. Además, el aceite nacional empezó a ser uno de los bienes más cotizados de la industria. Aprovechando esa situación, los Tittarelli comenzaron a cultivar plantas de olivo que llevaban casi un lustro injertadas. Unos años más tarde, en 1938, la cosecha dio sus frutos y Enrico dejó como conductor de la fábrica de aceite puro de oliva a su hijo mayor, Pacífico, agricultor y enólogo. Ese año, la fábrica produjo sus primeros 7.000 litros de aceite y dos años después recibió un diploma de honor por la calidad de sus aceites. Pacífico Tittarelli, además, incorporó nuevos métodos, como la esterilización de la aceituna, que garantizarían que el aceite de oliva de su familia fuera un producto de óptima calidad.

La tradición sigue en pie de la mano de Luis y Enrique Tittarelli

Tras la muerte de Pacífico Tittarelli, Enrique Tittarelli decidió volver a la empresa. Allí comenzó a dedicarse a la producción de aceites de oliva mientras que su hermano Luis se encargaba de la de vinos. En 1987, Enrique decidió ir un paso más allá y comenzó a experimentar nuevos métodos para producir aceite de oliva. En 1990 aplicó por primera vez un método centrífugo más higiénico y rápido que le permitió optimizar la calidad de sus aceites. Su pasión por el aceite de oliva era tan pero tan grande que en 1995 creó la Escuela de Cata de aceite de oliva. Junto a su mujer, Rosa Chiquini dictó cursos para adultos en Rivadavia y también viajó para dictarlos en otros puntos de Argentina y el mundo. Mientras tanto, la bodega producía diferentes cepajes finos de excelente calidad como Cabernet Sauvignon, Malbec, Tempranillo, Bonarda, Syrah, Chardonnay y Torrontes.

La importancia de los orígenes: el libro sobre la familia Tittarelli escrito por Enrique

En la década del 2000, Enrique comenzó a escribir el libro “La Familia Tittarelli y la Olivicultura Argentina” para honrar a su familia y su legado. Los Tittarelli, además de ser una familia íntimamente ligada al vino y la olivicultura, fueron grandes figuras para Rivadavia. Además de clubes para sus empleados, crearon escuelas y le brindaron trabajo a muchos de los pobladores de la zona. En sus últimos años, Enrique buscó contar la historia de esfuerzo y dedicación de sus antepasados. Por eso, durante más de una década, recopiló datos, entrevistó a varias personalidades y recorrió diferentes puntos de la provincia, Argentina e Italia. El 12 de agosto de 2012, Enrique, que había llegado a ver su libro digitalizado, falleció en su casa. Tres meses más tarde el libro se presentó en el Teatro Municipal Encio Bianchi.